A bombo y platillo el presidente de Galicia, Alberto Nuñez Feijóo, anuncia una bajada de impuestos, que además es especial para las rentas más bajas. El tipo autonómico para los que cobran menos de 17.700 euros pasará del 12% al 11,5%. Bien, ¿verdad? Hagamos cuentas porque no es oro todo lo que reluce.
Lo que ha hecho Feijóo es bajar el tipo más bajo del IRPF del 24,75% al 24,25%, haciendo uso de su potestad de tocar la parte autonómica de dicho impuesto. En el caso extremo tendríamos a un ciudadno que tiene de base imponible 17.700 euros anuales, y que dispondría de 7,33 euros más al mes para sus gastos. ¿Esto es bajar impuestos? Y pensemos que para salarios más bajos el ahorro es mucho menor.
Pues no, ya que hace unos días subió el llamado céntimo sanitario, el impuesto autonómico a la gasolina y gasóleo. Esto es, el impuesto autonómico a gasolina y gasóleo sube 3,6 céntimos para el gasóleo y 2,4 para gasolina. Hagamos cuentas, porque por aquí se va parte de la bajada.
Es decir, estamos ante una medida populista pero de poco calado. A nadie le soluciona la vida una bajada de impuestos tan pobre. ¿Cuál es el motivo? Estamos ante el pistoletazo de salida de muchas bajadas similares. En Extremadura ya lo hemos visto. En Valencia se comenta. Hoy ha sido en Galicia. Ninguna Comunidad tiene dinero, pero quiere hacer estos gestos porque ven que las elecciones se aproximan y quieren contraponerse a la política de su mismo partido en España, que no les asocien con los que han subido impuestos masivamente.
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